Los primeros habitantes de esta zona, de los que se tiene algún dato, se afianzaron en estas tierras a finales del siglo XIX. Provenían de diversas comunidades indígenas, tales como Mapuches y Pehuenches. Eran cazadores y recolectores, y poseían una importante organización social.
En la zona, el cacique (lonco) era Feliciano Purrán, un guerrero que luchó por sus tierras y por la libertad del pueblo mapuche, durante la época de la “conquista del desierto”.
Tras varios intentos fallidos de negociar con Purrán, el General J. A. Roca, envió al Teniente Villegas a construir fortines en toda la rivera del Río Agrio, con el fin de abatir toda resistencia que se presentara en el sitio. Hacia el año 1882, el Coronel Ortega avanza hacia el sur, ubicándose en el noroeste neuquino, en la confluencia del río Agrio y el arroyo Loncopué, creando los fortines “Hualcupén”, “Loncopué”, “Huarebcheque” y “Río Agrio”; estos asentamientos se convertirían, en la piedra fundacional de la hoy conocida localidad de Loncopué.

En el año 1897, el gobierno cede parte de las tierras al comisario del Ejército, Don Pedro Nazarre Basabe, como parte de pago por sus servicios brindados a las tropas castrenses. Él establecerá la estancia “La Argentina”, único punto cartográfico que figuraría en las cartas de la época sobre la zona.
La fecha de fundación se establecerá, recién el 20 de Octubre de 1915. Mismo día en que la localidad es declarada cabecera del departamento que llevará su nombre. Desde ese momento, el sitio ha crecido de manera lenta, pero sin pausa, hacia un futuro promisorio que le es dado por el esfuerzo sin límites de sus incansables habitantes.